Me alojaba en la Costa de Adeje y subía al Parque Nacional por Vilaflor, entrando por la parte suroeste, justo por el lado contrario a donde iba a realizar las fotografías. Una mañana espléndida, con un recorrido por los Llanos de Ucanca , El Tabonal Negro, Montaña Mostaza, ... hasta llegar al lugar de destino.
Preparé el equipo fotográfico y el camuflaje. Comencé el recorrido hacia una zona que había estado observando con antelación y donde cantaban los canarios y volaba el pinzón azul. Coloqué los instrumentos y a esperar a los bichos. Hacía fresco y me entró hambre, saqué unas galletas y a comer para matar el tiempo. Escuchaba cantar a los canarios, aunque estaba algo lejos de ellos. Pronto comenzó a entrar el Sol y con ello empezaron los lagartos su actividad. Aquí sólo hay una especie, el lagarto tizón, Gallotia galloti, muy robusto y oscuro, y por lo visto bastante confiado. Había llevado dos plátanos para el almuerzo y los había dejado en la mochila. Sentía que algo se movía dentro de esta, y abrí. Mi sorpresa fue grande, había dos lagartos intentando romper la bolsa de los plátanos. Entonces cogí la bolsa y decidí meterla en uno de los bolsillos de la cazadora. Pasado algún tiempo sentí como trepaban los lagartos por encima de mi, penetrando por la cazadora para usurparme los plátanos. Los saqué de la bolsa y los puse debajo de un gorro de camuflaje que llevaba puesto en la cabeza y efectivamente, de nuevo volvieron a subirse encima, pero esta vez los deje que se llevaran la comida. Mantuvieron, entre ellos, una riña constante durante un buen rato y despedazaron los plátanos... Era un espectáculo ver como acudían decenas de lagartos al convite...
¡Se comieron hasta la cascara!
Como se intuye en este relato, esa mañana tuve bastante con los lagartos, a los que pude sacar muchas imágenes y a diferentes especímenes, con más o menos pigmentación.
Preparé el equipo fotográfico y el camuflaje. Comencé el recorrido hacia una zona que había estado observando con antelación y donde cantaban los canarios y volaba el pinzón azul. Coloqué los instrumentos y a esperar a los bichos. Hacía fresco y me entró hambre, saqué unas galletas y a comer para matar el tiempo. Escuchaba cantar a los canarios, aunque estaba algo lejos de ellos. Pronto comenzó a entrar el Sol y con ello empezaron los lagartos su actividad. Aquí sólo hay una especie, el lagarto tizón, Gallotia galloti, muy robusto y oscuro, y por lo visto bastante confiado. Había llevado dos plátanos para el almuerzo y los había dejado en la mochila. Sentía que algo se movía dentro de esta, y abrí. Mi sorpresa fue grande, había dos lagartos intentando romper la bolsa de los plátanos. Entonces cogí la bolsa y decidí meterla en uno de los bolsillos de la cazadora. Pasado algún tiempo sentí como trepaban los lagartos por encima de mi, penetrando por la cazadora para usurparme los plátanos. Los saqué de la bolsa y los puse debajo de un gorro de camuflaje que llevaba puesto en la cabeza y efectivamente, de nuevo volvieron a subirse encima, pero esta vez los deje que se llevaran la comida. Mantuvieron, entre ellos, una riña constante durante un buen rato y despedazaron los plátanos... Era un espectáculo ver como acudían decenas de lagartos al convite...
¡Se comieron hasta la cascara!
Como se intuye en este relato, esa mañana tuve bastante con los lagartos, a los que pude sacar muchas imágenes y a diferentes especímenes, con más o menos pigmentación.
Nikon F4
Objetivo Nikon 500 f/4 + 1,4x
Película de diapositiva Fujichrome Velvia