jueves, 19 de diciembre de 2013

Se enfrentan el águila imperial y el buitre negro




Se enfrentan el águila imperial y el buitre negro 

Aunque han pasado más de veinte años, aún recuerdo aquel día como si hubiese sucedido ayer. Era a primera hora de la mañana, cuando algunos buitres negros  comenzaron a posarse en el suelo, aunque distantes y con mirada desconfiada. No pasaron muchos minutos cuando comencé a oír al águila imperial, daba vueltas cerca de la carroña hasta que se posó en una encina. Desde allí sin titubear se lanzó encima de la oveja (parecía que tenía hambre) y comenzó a desgarrar las partes blandas. No habían pasado cinco minutos y ya estaban a su lado dos buitres negros que, amenazantes reclamaban su parte del botín. Uno de ellos lanzó su garra al águila, el tamaño parecía no importar al joven águila que, enseguida se lanzó sobre ellos con mucha autoridad y gran dosis de agresividad, desplazando momentáneamente a la pareja de negros. Estos sin apartar la mirada de su objetivo, se acercaron de nuevo y volvieron a agredir al joven águila, esta vez fue en equipo. Se resistió hasta que terminaron echándole.
Magnífica experiencia, aportando luz sobre los primeros años de vida de las águilas imperiales. Las ovejas y en general los animales muertos en el campo, forman parte de su dieta en los peores meses del año. Los conejos, alimento por excelencia de las águilas imperiales, escasean en el período de más frío, por lo que no escatiman en engullir lo que encuentran para sobrevivir al duro invierno.
En la imagen podemos observar al joven águila imperial con una mirada agresiva y la tensión que imprime a sus patas apretando con sus garras la presa. El erizamiento de las plumas del cuello y cabeza, y la abertura de alas y cola aumentan su volumen, tratando de intimidar al enorme buitre negro. Con esta estrategia trata de compensar la diferencia de tamaño existente entre ambos.

Nikon F3
Objetivo Nikon 500 f/4
Película de diapositiva Fujichrome Velvia

martes, 10 de diciembre de 2013

Diciembre, negro amoroso



Diciembre, negro amoroso 

Sí negro, por lo de los buitres negros, Aegypius monachus, que por fin entraron al escenario. Por fin se hizo realidad el sueño, habían estado muy activos la tarde anterior cuando se preparaba todo y esa mañana cuando aún no había salido el Sol ya notaba su presencia, aunque no los veía. Era bien temprano cuando comenzaron a bajar, las disputas no se hicieron esperar, parecía que entre los comensales había hambre atrasada. Este día sin exagerar lo más mínimo, bajaron entre buitres negros y leonados, no menos de 120 individuos. Fue un espectáculo increíble, como siempre fueron los buitres leonados los que iniciaron la comida. Al principio los buitres negros estaban expectantes, como si lo que acontecía no fuese con ellos, pero nada más lejano de la realidad, comenzaron con agresiones que se combinaban con momentos de apaciguamiento. Cuanta más hambre tenía la pareja que aterrizaba, más agresividad mostraba. Pasado un rato, comenzaron a tomar parte en el banquete y apartaron a los buitres leonados. Su garra prensil no los temblaba cuando tenía que coger por la cabeza a un leonado y ponerlo en su sitio, ¡un verdadero espectáculo, qué agresividad! 
Un ave que supera los 2 metros de envergadura es algo serio y, cuando ves como combate y amenaza con las alas abiertas a otra similar se convierte en espectáculo. 
En el mes de diciembre comienzan el celo y es posible (al menos eso es lo que puede disfrutar yo) observar pautas de comportamiento amoroso. La entrega de material con el pico, como ramas o borra recogida del suelo, suele ser habitual. Los contactos entre las parejas es continuo incluso cópulas en los aledaños.
Un día completo, donde pude realizar muchas y variadas imágenes
Os dejo una imagen propia del celo que realicé ese día.

Nikon F3
Objetivo Nikon 500 f/4
Película de diapositiva Fujichrome Velvia